No quisiera amargarte las ilusiones, la esperanza, con mi analítica pesimista pero he de recordarte, hayas votado a quien hayas votado -yo en concreto a la opción más honrada, IU-, que si tienes alguna esperanza de volver a participar del festín que nos abandonó mejor que la deseches de tu corazón y de tu cabeza. Personalmente, ciudadano de a pie como yo, la desecharía de la cabeza y empezaría a ver las cosas objetivamente, sobre todo ese pasado que tanto anhelas, aunque en realidad no sabes bien la razón de esa añoranza.
Te hicieron creer que te invitaban al mejor de los festines, donde podrías crecer económicamente sin límite alguno, sin peligro de retroceder, sin que tus vicios, tu orgullo desmedido, tu verborrea y tu desdén corrieran el mayor peligro. Una suerte de cumpleaños del “Hermano Mayor” al cual ibas invitado a tomar zumo de naranja, pero al cual tú, pequeño infeliz, debías llevar el saco con las naranjas, laboriosamente sangradas en el campo por unos extraños seres con cara de diana de dardos a los que la mejor de las veces les has llamado “inmigrantes”. La mejor de las veces, escribo por no detallar los improperios e insultos comunes escuchados durante los últimos tres lustros.
Con todo tu sudor, pero feliz, arrastrabas las naranjas hacia la cita del cumpleañero, y allí lo único que te ofrecían era una paupérrimo vaso de plástico comprado en el “Chino” de turno. Tú, sediento, te tomabas el zumo y te ibas. Ya podías decir que habías participado del gran festín de la sociedad –española en este caso-, ya podías sacar pecho. Claro está, se te olvidaba que para llenar ese vaso que te ofrecían gustosamente, y que conservas seguro aún en los cajones de tu habitación, no hacía falta tanta naranja. Craso error, amigo mío, porque tú y tus amigos de cañas, los cuales os jactabais de coches, casas, hipotecas, préstamos, dinero y demás, ibais dejando sacos y sacos de naranjas en aquel cumpleaños. Naranjas que no han desaparecido, sino que han ido a unos pocos paladares.
Llegado el momento, la fiesta terminó.
Y por supuesto te piden el vaso, que resultó más caro de lo que creías.
Podrás, indignado por los indignados, haber votado por uno o por otro pero ya nunca, por lo menos en tu vida -la cual espero sea larga y dé mucho trabajo a la Seguridad Social a la que estás condenado tras no poder pagar tu seguro médico privado-, te llegará una invitación. Podrás echarle la culpa a lo que quieras, a quien quieras, podrás enfadarte conmigo si es que tu mente mediana no da para muchas piruetas. Pero has de saber que te engañaron, y que muchos veíamos como os gustaba, hasta rozar el éxtasis sexual, que os engañaran.
Y ahora señaláis, con estupor y sorna, a los que se indignan, jóvenes –más jóvenes que el que os escribe- que lo tienen todo más claro que tú en lo básico: Saben lo que no quieren.
¿Y tú? ¿Sabes lo que quieres?
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Me gusta y de verdad yo también soy de la misma opinión que tu , pero me alegro de haber votado , por lo menos que no salgan algunos tipejos , que todo cambien y de verdad que sigamos manifestandonos libremente .
ResponderEliminarGracias! Seas quien seas. Fuerza y salud!
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