La hoja en blanco,
mapa sin recorrer alejado
en la memoria
de un niño, sin más fronteras que
los bordes en el abismo. Los versos como
golpes de martillo, a golpes de alma velada,
con afónica luz
de alba por no saber, no ser la
palabra precisa, cabal, inexcusable
que explique la locura al invierno nevado
donde resido
noche tras noche, recitando
poemas creados para no morir en soledad.
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