A love supreme mientras cruzo
este parque ataviado de noche
suena en el viento, silbo, viento
entre dientes, quizás el miedo
a los perros, ese niño que huye
y enciende la luz para deslizarse
por el pasillo,
-aún infancia en mi frente -
atravesando el parque ya
cerró la noche y con pocos
cigarros para abordarla.
Más allá, sólo me espera
una manada de gatos
salvajes deslizándose
medio en la carretera
abandonada de autos,
medio en el sueño
de otra existencia,
como guardianes
de una puerta
a un lugar
secreto
vacío.
Sigue el cuarteto de John Coltrane
en el aire, sólo la oscuridad recia,
para dirigirme a la puerta.
Aceptar ya el sueño.
Los gatos también eran cuatro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario