Leamos aquellos libros
que tantas veces dejamos arrojados
entre ese tú y aquel yo.
Contemos la gravedad de los acentos
y la inseguridad permanente de las haches.
Quizá sea mejor así,
antes que el tiempo nos sonría
de carcajada definitiva
y el polvo, por fin,
oculte todos los vacíos,
la inmensidad en las estanterías.
---...poema publicado en el número 4 de la revista Amalgama...---
Las estanterías guardan más secretos de los que uno cree...
ResponderEliminarBesos
Marian