Amanece cuando menos esperas
sin haberte dado cuenta,
como un amor que aparece
sin haber deseado nunca, nunca
su llegada tras despertarte frío
en una pesadilla
con mujeres de hielo.
Amanece de pronto,
como una muerte vestida de negro
retándome a una partida de ajedrez.
Es una maravilla inquietante y hermosa.
ResponderEliminarGracias Andrés, me alegra que te transmitiera exactamente esa inquietud vital que nos persigue desde que nos percatamos de lo absurdo y lo diario.
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