Ayer, día 26 de Junio, nos reunimos varios conocidos, varios olvidados por el camino de la propia existecia, para homenajear al heráldico Leopoldo Hércules de Solás en el cuarto aniversario de su lamentado fallecimiento.
Aquelarre en su memoria, la memoria de un verdadero personaje de nocturnidad incombustible, de Jameson con hielo, por sus versos que eran más citas de su vida que palabras en papel, por aquella caimada con voz de nieve, por aquel cigarrillo de tabaco negro que no acaba de consumirse.
Aquelarre en su memoria, la memoria de un verdadero personaje de nocturnidad incombustible, de Jameson con hielo, por sus versos que eran más citas de su vida que palabras en papel, por aquella caimada con voz de nieve, por aquel cigarrillo de tabaco negro que no acaba de consumirse.
Allí estuvimos y leímos, recordamos y bebimos a su salud, hasta el año que viene donde las promesas de otro homenaje y una publicación en su recuerdo nos vuelva a reunir como brujas ante el sortilegio de la noche.
Por ahora estos versos improvisados y dulcemente dedicados con sabor a whisky.
Una luna nueva
contorneando la sombra
de tu cuerpo,
desnudo y de sudor
abierto a mi boca
creciente que te susurra
frío amor,
rodéame con tus piernas.
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