que merezca detener
las agujas que se clavan
en esta noche de infiernos.
Amor, cariño, sentimientos
no son nada más que un saxo
y no pienso escribir de ellos
porque son la imposición errónea,
en resumen, de un te espero
vomitado por un Godot consumido
ante la traición que nunca
supo admitir. Amor y perros.
La sangre de los caninos
derramada cuando no se detiene
el tiempo, hoy no, el tiempo de huir
antes de la borrasca de azúcares
telegrafiados.
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Tío, el estudioso que algún día se atreva a interpretar la explicación a toda la simbología íntima de tus poemas, lo va a flipar. Va a saudar sangre.
ResponderEliminarLos dos últimos versos, si me dices que son de un surrealista ortodoxo parisino de los años veinte, me lo creo.
El humo verde, Juande, el humo verde...
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