Yo, Pompeya

Hay algo de nube en tu voz.

Esperan los mirlos el amanecer,
tu voz de nube, recordándome
la ceniza de un volcán,
los mirlos en desvandada,
hay cientos de ellos ausentes,
hay algo ya arrasado,
algo de voz, algo de nube,
algo de surco de lágrima,
herida, herida, herida
sin dejar conciliar el sueño
el susurro constante
de la lava acercándose
a las puertas de Pompeya.

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