Amalgama Número 1 (Febrero, 1999)


Hace ya un década surgió de la nada y para la nada una revista de carácter literario en la ciudad de Cartagena. De ella yo fui co-fundador, redactor, y miembro de la coordinación de la misma, además de ser su dulce verdugo un par de años después.
El germen de la idea nació un verano tórrido de 1998. En una lucha de alcohol, beneficiada por la juventud y las mujeres, una noche, hablando con Francisco Buyo, iniciamos el proyecto de realizar una única publicación en base a poemas míos y fotografías suyas. Aún recuerdo que la portada de la misma iban a ser el perfil de los hombros de una chica que, a la postre, estaría varios años sin hablarme. Claro está, la causa no fue que no le hiciéramos el reportaje.
Al poco tiempo, tomando un café aburrido con Juan Ignacio Ros, poeta sumergido en su mundo, surgió la idea de realizar una revista con el recuerdo puesto en "La Excusa", edición de años anteriores auspiciada por el ya desaparecido "Colectivo de Jóvenes Autores".
Aún así la idea tardó en tomar cuerpo.
El tiempo suficente para que otros dos conocidos llevaran a cabo una idea similar, y a la postre de mejor factura, con el nombre de "La Galera" (en la cual yo participé repetidas veces). Éstos eran Antonio Llorente Abellán y Héctor Castilla...pero mejor que ellos os cuenten su historia...
Tiempo suficiente para que pasara el invierno y entráramos en 1999. Tiempo suficiente para que un día, un buen amigo y buen prosista llamado Antonio Vela, perdido en los confines de Madrid hace tiempo, y yo no decidiéramos poner en marcha el proyecto. A éste, definitivamente, se le unió de manera permanente Juan Ignacio Ros como miembro de la coordinación, además de ser el que bautizara la revista con el nombre de Amalgama (además de buscar el símbolo químico para ilustrar la portada del primer número). Ciertamente no me gustó nada, pero nada se nos ocurría mejor, y así quedó.
Con el fin de financiar de manera autónoma la revista, y así de paso evitar publicaciones de anuncios en la revista, hicimos una cuota de suscripción, además de preveer que con cara tirada (150 éjemplares) pudiéramos doblar los gastos.
Los beneficios siempre tuvieron un buen final. Pregúnteselo al que escribe que también actuaba como tesorero oculto.

Así llegamos al número 1. Se vé que de tanta emoción se nos olvidó poner el precio de la misma, cifrado en 100 de las antiguas pesetas (0,66 céntimos actuales), por lo que en la imagen escaneada de la revista se puede apreciar que se puso a mano. Todo un detalle. Además, se repitió un mismo poema dentro de la revista. Para ser sinceros yo me despreocupé bastante de este número, dejándolo en manos de Juan Ignacio Ros (el cual aparecía bajo el pseudónimo de Un Fuego Sin Llamas, misterio que nunca pudimos arrebatarle), lo cual, visto tanto en su momento como con posterioridad fue un error garrafal. Las ilustraciones interiores son de baja calidad y sin ninguna relación con el diseño y el espíritu literario, y las erratas diversas y para todos los gustos.

Pero salió, color hueso, contando con la editorial de Francisco Buyo, citando a Octavio Paz, los poemas de Alfredo Wandossell, Eduardo Solano, Vicente Velasco, Sergio Gallego, Elena Orenes, Un Fuego Sin Llamas, Víctor Linares y El Tercer Hombre (pseudónimo con el que publicó con nosotros Antonio Llorente Abellán, coordinador de la cita Galera), además del relato de Antonio Vela.

Así, la primera experiencia fue poco grata, pero lo fue, con lo que la idea pervivió, aunque alimentada ya desde el pricipio con males que se dilatarían en la vida de esta revista como, por ejemplo, la ausencia de presentaciones.

De este número, hoy destacaremos un poema de un buen amigo mío, alejado ya de la pluma...

SILENCIO
Cada vez que paso a tu lado
Creo a lo lejos oírte
Y no salgo del propio asombro
¡sh, sh, sh, sh, sh...!
Se eriza la piel
Y me envuelve en seda el miedo
No sé, ni tan siquiera sé si quiero
El ruido del silencio me aturde
Quizás te escuche
Quizás te vea
Quizás te sienta
Preciado instante
De locuras que frecuento
Ahogándome al arrepentimiento
Y entre lágrimas
Por momentos
Sólo por momentos
Recuerde oírte
Oírte en silencio.

Eduardo Solano

P.D.: Asumiendo que todos somos una fuente de errores sin termino yo asumo los míos. Lo más fácil para mí hubiese sido corregir el texto arriba escrito sin dar más explicaciones que las necesarias al ofendido. Así, he de decir que los errores que se cometieron en este número original fueron de todos los componentes de aquel grupo. Más allá de nombres concretos debería haber hecho hincapié en la inexperiencia propia de la juventud.
Por ello, eximo a Juan Ignacio Ros Pérez, pidiéndole disculpas públicas, de la total culpabilidad de los errores, graves eso sí, nacidos en este número 1 de Amalgama...ahora bien, de su parte de culpa no....
Un saludo.
Vicente Velasco a 31 de Mayo del 2011.

2 comentarios:

  1. Toda experiencia de este tipo es gratificante, Vicente, cierto que el dinero suele "joder" estas iniciativas, pero siempre queda el buen sabor de boca de haber conseguido materializar un proyecto así.

    Un abrazo
    MArian

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  2. Eso está claro Marian. De todas formas iré desglosando poco a poco lo que fue aquella historia que hoy me he propuesto reedificar con nuevos pilares.
    Por otro lado, no merecen mis poemas tantos elogios, aunque los agradezco como agua de Mayo. Es muy graticiante tener una lectora tan audaz y con tanta afinidad poética como tú.

    Un fuerte abrazo!

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