In Memoriam

Madre, me diste la mano
En el instante silencioso.
Me diste la mano porque tenía miedo
Y tú, madre, ya estabas a mi lado.
La puerta era un reloj de arena.
Vacío, lleno, vacío, lleno, vacío,
Vacío, vacío y frío. Madre, esa puerta
No era para nosotros dos. Esos colores
No eran los nuestros ¿Te acuerdas cuando jugábamos? Yo sí, yo sí
Me acuerdo mamá
De ti y tu ojos aún abiertos,
Despidiéndote de mí, hace unas horas
Y te mandé un beso, te dije tranquila
Y ahora está la puerta vacía. Mamá
Juguemos al escondite sabiendo ya
De la nieve en mi rostro que hoy
Es el tuyo.
Mamá eres un caballo blanco, ya lo eres por tus prados verdes.
Nunca me olvides.
Yo soy el viento que acompaña tu viaje.

3 comentarios:

  1. Preciosa despedida. Ella estará orgullosa de llevar consigo ese vínculo que siempre la mantendrá unida a ti.
    Un beso ymucho ánimo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Jesús. Mejor que tú para comprender este poema ya que estuviste mi lado. Te quiero amigo mío.

    ResponderEliminar